Título original: Kurenai no Buta (紅の豚)
| Título en Latinoamérica: Porco Rosso | Dirección: Hayao Miyazaki | Producción: Toshio Suzuki | Guion: Hayao Miyazaki | Música: Joe Hisaishi | Estudio: Studio Ghibli | Estreno: 18/jul/1992 | Género: Comedia, animación, aventura | Protagonistas: Shūichirō Moriyama, Tokiko
Kato, Akemi Okamura, Akio Ōtsuka
Basado en el manga Hikōtei
Jidai (La era del hidroavión) de Hayao Miyazaki, Porco Rosso nos narra las
aventuras de Marco Pagot, un piloto italiano de la Primera Guerra Mundial que,
tras dicha guerra, decide dedicarse a ser un cazarrecompensas en el mar
Adriático.
Debo confesar que, de toda la
filmografía de Studio Ghibli, esta película era la que menos entusiasmo me
provocaba volver a ver, y es que seamos honestos, la película no está al nivel
de las mejores producciones del estudio y, sin embargo, no deja de ser una
pequeña joya. Quizás no tenga todo ese trasfondo mitológico que ya habíamos
visto en películas como Nausicäa, Mi vecino Totoro o incluso en El castillo en el cielo, pero lo compensa con un trasfondo histórico bastante interesante,
aunque algo oculto para un espectador casual.
La historia es muy sencilla,
nos narra simplemente unos días en la vida de Marco/Porco y de cómo es
perseguido tanto por la Fuerza Aérea Italiana como por los piratas, quienes
incluso contratan al mercenario estadounidense Donald Curtis para que se
deshaga de Porco, en el camino conoceremos a personajes femeninos bastante
interesantes y fuertes (algo bastante común en las películas del estudio), por
un lado tenemos a Fio, la heredera de la familia Piccolo y quien, junto a todas
las mujeres de su familia, se encargará de arreglar/reconstruir el avión de
nuestro protagonista; y por el otro lado tenemos a Gina, la cantante de un bar
“neutral” en un isla en donde conviven pilotos de cualquier bando y que vive
enamorada en secreto, esperando a que su amor la visite un día y le diga que
también la ama.
El diseño de los personajes y
los escenarios es magnífico y muy clásico del estudio, esos planos generales de
la terraza de Gina y la isla de Porco son bellísimos, y ni hablar de la escena
del recuerdo de Porco Rosso (una escena que, dicho sea de paso, me recordó
bastante a lo que veríamos muchos años después en “Se levanta el viento”),
siento que hay muchos detalles en la animación que logran trasladarnos a los
años 20, que es más o menos en donde se sitúa la película.
El trasfondo de la historia se
desarrolla después de la Primera Guerra Mundial y tiene muchos detalles
geográficos y políticos que, si no los sabes de antemano pasan completamente
desapercibidos (como fue mi caso), pero si investigas un poco, no hacen más que
aumentar la genialidad en esta película. Comenzando por la ubicación, me parece
que es una de las pocas películas de Ghibli que no se desarrolla en Japón, sino
en Italia y contiene algunas menciones al fascismo (ideología que comenzaba a
resurgir en Europa hacia 1991) y al gobierno de Mussolinni. El marcado mensaje
feminista, especialmente notorio en la escena en la que las mujeres Piccolo
reparan el avión de Porco, no se siente forzado, al contrario, encaja
perfectamente con la situación de la ciudad en la que habita dicha familia
pues, se entiende, los hombres han sido enviados a la guerra; además de que se
aprovecha esta escena para mostrar la actitud de los hombres de la época (Porco
en un inicio se rehúsa a que una mujer repare su preciado avión).
Siento que los personajes
están muy bien construidos, pero particularmente me sorprendió el protagonista
y todo ese halo de misterio que lo rodea. En la película podemos conocer un
poco de su pasado, al menos lo suficiente como para darnos cuenta de que éste
lo sigue atormentando, lo vemos como un antihéroe arrepentido por muchas cosas,
alguien que prefiere estar solo para no lastimar a las personas que lo rodean, que se dedica a una profesión en la que prácticamente solo espera morir
para alcanzar a sus antiguos compañeros de guerra. Y aunque en la película lo
vemos reir en algunas ocasiones, en general se siente como un personaje triste
y solitario, y me gusta esa incógnita presente en todo el filme ¿Por qué se
convirtió en un cerdo?
La banda sonora, compuesta por
Joe Hisaishi (Nausicäa del valle del vienti, Mi vecino Totoro, Kiki: Entregas adomicilio) es hermosa, y al igual que en Recuerdos del ayer, tenemos un tema
musical cargado de nostalgia que comienza a sonar después de ese final (justo
tras las últimas palabras de Fio), lo que hace que se sienta como un final
bonito a pesar de dejar muchas cosas al aire (lo cual me pareció un gran
acierto, pues permite que cada espectador imagine el final que más le
gustaría).
Y no podemos olvidar ese amor
de Miyazaki por los aviones, antes habíamos tenido pinceladas de estos
artefactos, siendo Nausicäa y Laputa las películas que más desarrollaban este
tema, pero en Porco Rosso los aviones toman el papel protagonista, aquí se nota
que Miyazaki explota toda esa pasión y logra transmitir el cariño que tiene
hacia esos vehículos, se nota el cariño con el que se hizo esta película.
Para finalizar… ¿La
recomendaría? Sí. A pesar de no ser una de las películas más aclamadas o
reconocidas del estudio como El viaje de Chihiro, El increíble Castillo
Vagabundo o Mi vecino Totoro, es un filme muy bonito y agradable, pero si lo
tuyo no son las películas animadas, las películas japonesas, o incluso las
películas de vidas cotidianas, pueda parecerte un poco larga y pesada (dura 94
minutos) y es probable que prefieras ver otro tipo de películas.
Y ustedes ¿Ya la han visto?
Dígannos en los comentarios qué les pareció.
Calificación PLAY: 8.3/10
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